[Sputnik / elcomunista.net] - “La paciencia es la fortaleza del débil, y la impaciencia, la debilidad del fuerte”, llegó a decir el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) en un proverbio del que Argentina ha hecho gala al encarar la reestructuración de su deuda con suma serenidad.
Por Ana Delicado Palacios* - A tal punto calzan las palabras del pensador germano para la manera en que el Gobierno de Alberto Fernández ha encarado el tema de la deuda, que el país sudamericano incurrió en el impago de unos bonos sin que le tiemble el pulso y, sobre todo, sin que los acreedores hayan escarmentado su osadía haciendo de su mercado financiero un infierno.
Los indicadores financieros de Argentina, por el contrario, prosperan en plenas negociaciones para reestructurar 66.238 millones de dólares de su deuda. Hace más de un mes que el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó una oferta ambiciosa que de entrada sugería tres años de gracia, una quita de 62 por ciento en los intereses y un alivio de 5,4 por ciento en el capital, lo que representa un alivio de 41.500 millones de dólares.
Sin una respuesta favorable de la
mayoría de los bonistas, el Gobierno se mantuvo firme en su propuesta,
sin torcer el brazo pese a que asomaba por el horizonte la fecha
aparentemente fatídica del 22 de mayo, día en que vencían los intereses
de unos bonos globales por más de 503 millones de dólares.
Aquel día
pasó, y Argentina no sólo no pagó, sino que extendió la vigencia de su
oferta al 2 de junio, como si aquella falta en sus obligaciones fuera un
asunto menor - Leer texto completo