El 20 de mayo se reunió, por solicitud de Rusia, el Consejo de
Seguridad de la ONU, para tratar el tema de la agresión armada a
Venezuela del 3 de mayo, cuando mercenarios venidos desde la Guajira, en
Colombia, incursionaron en territorio del vecino país, con el objetivo
de realizar atentados y secuestrar al presidente Maduro.
Este hecho, de
una gravedad extrema, ha pasado de agache en Colombia, por dos razones
principales: mientras la atención se centra en el Covid-19, el
desgobierno del subpresidente Iván Duque aprovecha para implementar su
política de tierra arrasada, tanto en Colombia, como en la frontera con
Venezuela;
y la tergiversación y silencio cómplice de los medios de
desinformación del país, han conducido a que la agresión sea presentada,
las pocas veces que se menciona, como algo anecdótico y sin
importancia.
El cinismo y la mentira han caracterizado la actuación del régimen de Iván Duque y de sus émulos incondicionales de la “gran prensa” en este caso, como en todo lo referido a Venezuela.
Eso mismo es lo que se ha ratificado en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en las declaraciones del Embajador de Colombia, Guillermo Fernández de Soto, que puede considerarse como una pieza de pésimo humor - Leer texto completo