En tiempo de definiciones - Si algo no ha podido afectar la pandemia es a la deuda externa. Esta sigue su curso inexorable con oferta, rechazos, nuevas negociaciones y…pagos. En el horizonte cercano se perfilan tres escenarios: arreglo con los bonistas, default parcial o nuevo plazo.
Los tiempos han comenzado a correr aceleradamente. Los tenedores de
bonos bajo legislación extranjera han rechazado la oferta del gobierno.
¿En qué consistía esta oferta?
En un plazo de gracia de tres años para
capital e intereses, una quita de capital simbólica de 5.24% y una de
intereses de 62%, mayor a la esperada.
A partir de los tres años los intereses comenzarían con una tasa muy baja pero en ascenso, promediando en todo el período de vigencia de los bonos un 2.33%. Tasa nada despreciable cuando en EEUU se obtiene como máximo el 1.5 y en Europa las tasas son cero o negativas.
Legalizando el fraude - Al aceptar reestructurarla como pidió el FMI el gobierno le ha
otorgado legitimidad a una deuda que es ilegal, odiosa y fraudulenta por
donde se la busque.
Más aún, en lo que va del año el gobierno en medio
de la crisis pagó ya más de 4000 millones de dólares, los últimos pagos
fueron de 250 millones a los bonistas y de 320 al FMI, cuándo en medio
de la pandemia en todo el mundo se acepta que se está en un estado de
necesidad sin precedentes.
Para completar el cuadro ha aceptado la
cesión de soberanía jurídica a favor de los tribunales de NY, Londres y
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