x João Pedro Stedile [lahaine.org] - La partida de Moro representó una división de intereses, que esperamos se revele, y explotaron los crímenes del juez y el capitán
Brasil está experimentando una crisis económica, política, social y ambiental, que puede considerarse la más grave y profunda de la historia. Esta crisis no se resolverá con golpes institucionales, como fue el juicio político sin delito de responsabilidad de la presidenta Dilma Rousseff.
Desde 2014, todo el peso de la crisis se ha derramado sobre la clase trabajadora, que paga con desempleo, inseguridad laboral y pérdida de mano de obra, seguridad social, vivienda, educación y derechos a la tierra, que han sido duramente ganados en las últimas décadas.
Como resultado, la crisis económica y social empeoró. La burguesía brasileña apoyó, como decimos en el sur, la opción fascista de la elección de Bolsonaro. Es patético revelar a José Luiz Egydio Setúbal, uno de los herederos de Itaú, que los grandes capitalistas apoyaron a Bolsonaro, menos uno que se quedó con João Amoedo.
Bolsonaro fue elegido porque el Departamento de Justicia de los EEUU, interesado en la riqueza brasileña, mandó a su peón, el entonces juez Sérgio Moro, quien arrestó ilegal y injustamente a Lula para evitar su victoria electoral, como revelaron los informes de Intercept.
Petrobras fue destruida y varias grandes compañías que operaron en competencia internacional abandonaron la escena.
La «Opção Bolsonaro» ganó viabilidad para derrotar a Fernando Haddad con dinero y el apoyo de poderosos robots y técnicas ofrecidas por los Sres. Steve Bannon y Benjamin Netanyahu, quienes mejoraron las manipulaciones en las redes sociales. La imagen se completó con el apoyo, aunque tarde, de Rede Globo y otros medios de comunicación.
Estos «trucos» pueden ganar elecciones, pero no resuelven las crisis. Por el contrario, sin soluciones reales, los problemas tienden a empeorar... - Leer texto completo
Brasil está experimentando una crisis económica, política, social y ambiental, que puede considerarse la más grave y profunda de la historia. Esta crisis no se resolverá con golpes institucionales, como fue el juicio político sin delito de responsabilidad de la presidenta Dilma Rousseff.
Desde 2014, todo el peso de la crisis se ha derramado sobre la clase trabajadora, que paga con desempleo, inseguridad laboral y pérdida de mano de obra, seguridad social, vivienda, educación y derechos a la tierra, que han sido duramente ganados en las últimas décadas.
Como resultado, la crisis económica y social empeoró. La burguesía brasileña apoyó, como decimos en el sur, la opción fascista de la elección de Bolsonaro. Es patético revelar a José Luiz Egydio Setúbal, uno de los herederos de Itaú, que los grandes capitalistas apoyaron a Bolsonaro, menos uno que se quedó con João Amoedo.
Bolsonaro fue elegido porque el Departamento de Justicia de los EEUU, interesado en la riqueza brasileña, mandó a su peón, el entonces juez Sérgio Moro, quien arrestó ilegal y injustamente a Lula para evitar su victoria electoral, como revelaron los informes de Intercept.
Petrobras fue destruida y varias grandes compañías que operaron en competencia internacional abandonaron la escena.
La «Opção Bolsonaro» ganó viabilidad para derrotar a Fernando Haddad con dinero y el apoyo de poderosos robots y técnicas ofrecidas por los Sres. Steve Bannon y Benjamin Netanyahu, quienes mejoraron las manipulaciones en las redes sociales. La imagen se completó con el apoyo, aunque tarde, de Rede Globo y otros medios de comunicación.
Estos «trucos» pueden ganar elecciones, pero no resuelven las crisis. Por el contrario, sin soluciones reales, los problemas tienden a empeorar... - Leer texto completo