martes, 5 de mayo de 2020

desde Argentina - Un primero de mayo que dio para la reflexión

x Julio C. Gambina [lahaine.org] - Reconocer al trabajo humano y a la venta de la fuerza de trabajo como causa y razón de la ganancia supone discutir la validez de los mecanismos de apropiación privada

La conmemoración del “Día Internacional de la lucha de las trabajadoras y los trabajadores” tuvo características muy especiales en este 2020 de pandemia, en aislamiento social y confinamiento en buena parte del mundo, con pocas manifestaciones callejeras, tradición desplegada por más de un siglo desde 1890.

Razones para la movilización y protesta no faltaban, ya que los principales afectados por el COVID19 y la recesión en curso son las trabajadoras y los trabajadores y con ellos los sectores productivos y empresarios asociados a la capacidad de compra de los ingresos populares.

Confirma lo sostenido el creciente desempleo y la reducción de ingresos por el confinamiento y cuarentenas en desarrollo, ante un mundo organizado en torno a relaciones monetario mercantiles, incluida la sanidad.

No cualquiera puede soportar “aislamientos sociales”, aún con asistencia alimentaria y de dinero, siempre insuficiente para las necesidades sociales de época.

El inadecuado hábitat cotidiano impide el “quédate en casa” para todos y todas, y aun con cuarentenas comunitarias, la producción y reproducción de la vida se dificulta.

Por ende, trabajadoras y trabajadores en actividad o pasivos; en situación regular o irregular; tercerizados, por cuenta propia o bajo trabajo esporádico son quienes más dificultades encuentran para el despliegue de la cotidianeidad.

Como hace 130 años era muy importante la conmemoración del primero de mayo, que se pretende transformar y manipular como un “festejo”, incluso modificando el sentido, como “día del trabajo”, o “día del trabajador”, ocultando su carácter de fecha histórica de recuperación de luchas internacionalistas - Leer texto completo