Durante aquella jugada que el reino realizó tras no haber llehado con Rusia a un acuerdo sobre una mayor reducción de la producción de crudo, la empresa saudí Aramco bajó los precios entre seis y ocho dólares por barril para los consumidores del noroeste de Europa y de la región del Mediterráneo. La rebaja de ocho dólares representó un directo desafío para el país euroasiático, que vende una gran cantidad de petróleo Urals —su marca insignia— al noroeste de Europa.
Las consecuencias económicas de una jugada tan arriesgada no han tardado en llegar. Los beneficios del petróleo de los primeros tres meses del 2020 cayeron un 24% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta situarse en 34.000 millones de dólares.
A raíz de esta caída el reino se vio obligado a buscar recursos financieros vendiendo sus reservas de oro y de divisas, que menguaron en marzo en casi 24.000 millones de dólares, ubicándose en 473.000 millones. Esta fue la mayor reducción mensual en al menos 20 años, según los datos oficiales publicados por el banco central saudí y citados por la agencia Reuters - Leer texto completo + temas relacionados