por Miguel Mazzeo [lahaine.org] - (...) Vale decir que sin deseo no existen posibilidades de desarrollar una conciencia de sí. Sin deseo estamos condenados a permanecer en la angustia.
Si desaparece el deseo, se petrifican los equilibrios instituidos, se cierra la posibilidad de que surjan nuevas relaciones y de que broten nuevos procesos. Si desaparece el deseo, sólo queda el dolor de existir.
Quedan las percepciones angustiantes del tiempo. Queda un mundo desencantado para siempre. Queda la muerte anticipada disimulada en diversas máscaras.
En contra de lo que suponen la derecha y la vieja izquierda,existe una afinidad esencial entre deseo y el socialismo (o el comunismo). Hablamos del deseo verdadero, autoafirmativo, propio. No del deseo apropiado y pervertido por la máquina capitalista.
No del deseo mediatizado por el capital en diversos planos y funcionalizado por la lógica de la dominación y la explotación: deseo de subordinación, deseo de orden, etcétera.
De esta manera, e intentando realzar las limitaciones democráticas inherentes al capitalismo, proponemos pensar los efectos reales de un conjunto de afinidades.
Entre otras, las que existen entre la objetividad del proceso de producción capitalista y el “campo de objetividad” social y política impuesto por las clases dominantes y el capital e instituido por el Estado y sus aparatos de hegemonía;
entre el acceso desigual a los medios de producción y el acceso desigual a los espacios de decisión; entre la centralización del capital y la disgregación de la voluntad política de las [2] clases subalternas y oprimidas; entre vender fuerza de trabajo y delegar capacidad de decisión;
entre comprar disponibilidad de trabajo y comprar disponibilidad política; entre la pérdida de las condiciones para la realización de la propia capacidad de trabajo y la pérdida de la autonomía; entre el despojo de medios de vida y el despojo de medios de deliberación;
entre la expropiación de las condiciones de trabajo y su concentración en manos de una minoría y la expropiación de las condiciones de comando y gobierno y su concentración en manos de una elite, casta o corporación - Leer texto completo PDF
Si desaparece el deseo, se petrifican los equilibrios instituidos, se cierra la posibilidad de que surjan nuevas relaciones y de que broten nuevos procesos. Si desaparece el deseo, sólo queda el dolor de existir.
Quedan las percepciones angustiantes del tiempo. Queda un mundo desencantado para siempre. Queda la muerte anticipada disimulada en diversas máscaras.
En contra de lo que suponen la derecha y la vieja izquierda,existe una afinidad esencial entre deseo y el socialismo (o el comunismo). Hablamos del deseo verdadero, autoafirmativo, propio. No del deseo apropiado y pervertido por la máquina capitalista.
No del deseo mediatizado por el capital en diversos planos y funcionalizado por la lógica de la dominación y la explotación: deseo de subordinación, deseo de orden, etcétera.
De esta manera, e intentando realzar las limitaciones democráticas inherentes al capitalismo, proponemos pensar los efectos reales de un conjunto de afinidades.
Entre otras, las que existen entre la objetividad del proceso de producción capitalista y el “campo de objetividad” social y política impuesto por las clases dominantes y el capital e instituido por el Estado y sus aparatos de hegemonía;
entre el acceso desigual a los medios de producción y el acceso desigual a los espacios de decisión; entre la centralización del capital y la disgregación de la voluntad política de las [2] clases subalternas y oprimidas; entre vender fuerza de trabajo y delegar capacidad de decisión;
entre comprar disponibilidad de trabajo y comprar disponibilidad política; entre la pérdida de las condiciones para la realización de la propia capacidad de trabajo y la pérdida de la autonomía; entre el despojo de medios de vida y el despojo de medios de deliberación;
entre la expropiación de las condiciones de trabajo y su concentración en manos de una minoría y la expropiación de las condiciones de comando y gobierno y su concentración en manos de una elite, casta o corporación - Leer texto completo PDF