Estamos ante una nueva forma de biopolítica, desliza Judith Butler
desde Berkeley, con una afabilidad que se deja traslucir incluso en el
brío de nuestro intercambio por correo electrónico: "En California hubo
muchos casos de Covid -19; en Berkeley, no tantos.
Mis amigos en la costa este están experimentando pérdidas más graves. En mi caso, una de mis parientes cercanas en Cleveland ahora lo está sufriendo, tiene 90 años y probablemente no sobrevivirá. Pero es en las cárceles donde el coronavirus está furioso. Hoy, la cárcel es una especie de sentencia de muerte para muchos".
La teórica que se ha convertido en una referencia ineludible de la
filosofía política, enseñando con su compromiso militante que la palabra
hace, la identidad es acto y la sexualidad disputa, cita la
denominación que ha recibido el aislamiento en el estado donde vive
desde hace años.
"Refugio en el lugar", así lo llaman. Un concepto que para quien ha desarrollado su teoría en torno a la performatividad a partir de observar a las minorías, no pasa inadvertido. En su opinión, es necesario revisar la centralidad que ha asumido la "idea de hogar" como el espacio de resguardo frente al enemigo invisible.
-¿Por qué sostiene que resulta necesario buscar otras definiciones de refugio frente a la pandemia?
Un refugio es, etimológicamente, un lugar donde el viaje puede detenerse. Pero eso no significa que un refugio sea un objetivo final o un lugar donde se puedan asegurar derechos y una pertenencia - Leer texto completo