El pasado 22 de agosto se cumplieron cien años del nacimiento en Waukegan, Illinois, EEUU, del gran escritor Ray Bradbury. Su obra, sin embargo, mantiene una frescura excepcional.
Y es que imagina el futuro a través de una agudísima y demoledora mirada crítica sobre el modelo yanqui de entonces y del presente.
Publicó en 1953 una novela reveladora, Fahrenheit 451, que desafía el macartismo y el aparato represivo del sistema con una denuncia del reinado de la estupidez y de la persecución y censura de la inteligencia, de la memoria, del legado humanista de la cultura occidental, de todo aquello que el fascismo considera herético.
El título de la novela alude a la temperatura que se requiere para quemar el papel. En el EEUU de Fah-renheit 451, los libros están prohibidos. Según el discurso oficial, son objetos nocivos, maléficos; inoculan pensamientos confusos e inquietantes en la gente; obstaculizan su acceso a la felicidad; le ofrecen el caos frente a las certezas de una cotidianidad aletargada.
Todo el que oculte una biblioteca personal o unos pocos volúmenes viola la ley y debe ser denunciado. Tras la delación, se movilizan los bomberos, que no usan chorros de agua, sino de fuego, y reducen a cenizas cada libro que encuentran ante los ojos horrorizados de sus propietarios - Leer texto completo