Emma Arbuthnot es la juez principal que instruye, en Londres, el proceso de extradición de Julian Assange a EEUU, donde podría ser condenado a 175 años de cárcel por "espionaje", o sea por haber publicado, como periodista de investigación, pruebas de los crímenes de guerra estadounidenses, como los conocidos videos sobre las masacres perpetradas contra civiles en Irak y Afganistán.
Durante ese proceso, en manos de la jueza Vanessa Baraitser, todos los pedidos de la defensa han sido rechazados.
En 2018, luego de que Suecia abandonara la acusación de violencia sexual, la jueza Arbuthnot se negó a anular la orden de arresto, evitando así que Assange pudiera obtener asilo en Ecuador.
Esta misma jueza rechazó las conclusiones del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la detención arbitraria de Assange.
Tampoco quiso escuchar las conclusiones del responsable de la ONU contra la tortura, quien señaló que «Assange, detenido en condiciones extremas de aislamiento no justificadas, presenta síntomas típicos de una exposición prolongada a la tortura sicológica».
En 2020, mientras miles de detenidos pasaban a estar bajo detención domiciliaria, como medida contra el coronavirus, Assange ha sido mantenido en prisión y se ha visto expuesto al contagio en condiciones de debilitamiento físico.
En el tribunal, Assange no puede consultar a
sus abogados, se le mantiene aislado en una jaula de cristal blindado y
se le amenaza de expulsión si osa abrir la boca. ¿Qué hay detrás de
tanto ensañamiento? - Leer texto completo