Los senadores cubanoestadunidenses Marco Rubio y Robert Menéndez despliegan nuevas siniestras aventuras contra su país de origen.
Vividores perennes de la industria anticastrista, proponen leyes contra la cooperación médica cubana e impulsan, con fondos federales, una campaña para brindar una imagen falsa y grotesca de ella como vulgar trata de personas y productora de fondos para engrosar las arcas del Estado.
Un objetivo importante que persiguen es intensificar la campaña en el seno de la ONU y en Europa para impedir la concesión del Premio Nobel a las brigadas médicas cubanas Henry Reeve, propuesta de cientos de personalidades e organizaciones sociales y humanitarias que cuenta ya con el apoyo de decenas de miles de firmas en el mundo, incluyendo EEUU.
El contexto político que hace posible y estimula estas acciones es el recrudecimiento del bloqueo a Cuba por el gobierno de Donald Trump a niveles de asfixia sin precedente.
Esa política se ha llevado a los extremos más crueles durante la pandemia de Covid-19 e incluye un grado insólito de persecución a la cooperación médica cubana en el mundo, descaradas presiones a muchos gobiernos para que prescindan de ella y la expulsión de Brasil, Bolivia y Ecuador de miles de trabajadores de la salud de la isla.