(...) Este mes se conmemora el bicentenario del nacimiento del renano convertido en 'manchesteriano' a disgusto y después en viejo londinense. Siempre feliz de ser “el segundo violín de un primer violín tan espléndido” como Karl Marx (“¿Cómo puede alguien tener envidia del genio?
Es algo tan especial que quienes no lo tenemos, sabemos que es inalcanzable de buenas a primeras”), merece mucho más que pasar por ser el hombre que sostuvo la historia.
No solo contribuyó a configurar el marxismo del siglo XX, sino que su visión del socialismo se nos antoja más relevante para nuestras preocupaciones contemporáneas que la pura política económica de Marx.
Nacido el 28 de noviembre de 1820 en Barmen, junto al río Wupper, entonces perteneciente al reino de Prusia, Engels creció en el seno de una familia de industriales del textil estrictamente calvinista, capitalista y burguesa hasta la asfixia.
Tuvo una infancia feliz con muchos hermanos y hermanas, riqueza familiar y cohesión comunitaria en lo que se llamó la Manchester alemana.
Sin embargo, desde muy joven, a Engels le pareció que el coste humano de la prosperidad de su familia era difícil de soportar.