[Sputnik / elcomunista.net] - En Estados Unidos ya pueden decir Habemus presidente, al más puro estilo vaticano, incluso lanzar alguna fumata colorida desde cualquier lugar para vanagloriarse por unos comicios en extremo controvertidos, en los cuales el gran perdedor, mucho más que el candidato derrotado, será el propio país.
Por Héctor Miranda* - Los cuatro años de Donald Trump en la Casa Blanca terminaron por polarizar las posiciones políticas en la nación más poderosa del mundo, aquella cuyos gobernantes se toman el derecho de decidir dónde las cosas van bien, van mal, o no van, como ha pasado en disímiles ocasiones, con intervenciones militares, sanciones económicas, bombardeos, o el asesinato o expulsión del poder de cualquier líder que no comulgue con lo que dice Washington.
La elección en sí estuvo bien. Se rompió el récord de participación, entre otras cosas, porque unos intentaron a toda costa que Trump permaneciera en la mansión ejecutiva, en tanto otros hicieron lo mismo por sacarlo.
Parecía una cuestión de
vida o muerte, en una carrera sin frenos hacia la Casa Blanca entre dos
septuagenarios que no terminan por llenar los ojos de los
estadounidenses, en su mayoría - Leer texto completo