(Sputnik / elcomunista.net) - Al firmar el «histórico» Tratado del Quirinal, Roma y París no sólo esperan dar un nuevo impulso a las relaciones bilaterales, sino también reforzar la UE, acechada en los últimos años por problemas interiores y exteriores.
Por Aleksandr Dunáev* - EL DRACON FRANCOITALIANO
En los últimos años los cambios en las relaciones franco-italianas no dejan de sorprender. En 2019 el embajador francés en Roma, Christian Masset, fue llamado a consultas a París después de la reunión del canciller italiano, Luigi Di Maio, con los chalecos amarillos, pero ahora está tan entusiasmado por las relaciones bilaterales, que habla de «una luna de miel entre las dos capitales».
Francia e Italia, respectivamente, la segunda y la tercera economía de la UE tienen mucho en común y están estrechamente vinculadas. El intercambio comercial asciende a 95.000 millones de euros al año.
Francia es el segundo socio comercial para Italia, mientras Italia es el tercero para Francia.
También existen varios proyectos bilaterales importantes, como, por ejemplo, el de la línea de alta velocidad entre Turín y Lyon que deberá ser completado para 2029.
Todo eso crea una base sólida para estrechar los lazos también a nivel político y diplomático, algo que se hizo posible tras la llegada al poder en Italia de Mario Draghi en febrero de 2021.
El nuevo primer ministro estableció una colaboración tan estrecha con el mandatario francés Emmanuel Macron que la revista alemana Der Spiegel la describió con un nuevo acrónimo: Dracon.
COLABORACIÓN EN 360 GRADOS - El 26 de noviembre, esta sintonía se tradujo en la firma del Tratado, que recibió su nombre por el Palacio del Quirinal, la residencia del presidente de la República Italiana. Irónicamente, en la ceremonia solemne estuvo presente Di Maio, el artífice de la crisis diplomática entre Francia e Italia que estalló hace casi tres años - Leer màs