x Marcos Roitman Rosenmann [lahaine.org] - El asesinato de Francisco Martínez Romero, joven artista callejero, a manos del cuerpo de Carabineros ha supuesto un nuevo estallido social
Cinco disparos a quemarropa acabaron con su vida; tenía 29 años. Pero a la acción canalla le siguió la cobardía de quienes perpetraron el crimen. Su actitud no fue prestar auxilio, huyeron, dejando a Francisco en su agonía hasta la muerte.
Lo que sucedió a continuación, representa el hartazgo hacia la impunidad de la cual gozan las acciones realizadas por los Carabineros.
Las calles de Chile se han llenado de ciudadanos pidiendo responsabilidades. Panguipulli, lugar de los hechos, en el sur del país, se ve sobrecogida. A los gritos de impotencia y rabia, le siguieron el asalto a la comisaría, la municipalidad, correos y otras dependencias públicas, cuyos cimientos ardieron casi completamente.
Son muchos los agravios. El gobierno de Sebastián Piñera y la gran coalición de la derecha chilena han ejercido un poder despótico, bajo una violencia extrema.
Su principal brazo ejecutor, una institución que perdió su dignidad el 11 de septiembre de 1973, cuando los golpistas encarcelaron y destituyeron a sus mandos, todos leales al presidente Salvador Allende.
Ha trascurrido medio siglo y Carabineros sigue acumulado denuncias de violaciones, tortura, secuestros, y asesinatos políticos. Pero sus ejecutores son exculpados.
Una pancarta ha sido desplegada en Santiago con el siguiente lema: “Los pacos matan, violan, roban y torturan. Libertad para los presos de la revuelta. Octubre es nuestro. No a la impunidad”.
Son innumerables los casos de violación de derechos humanos cometidos por carabineros que han sido archivados o sobreseídos. Las fuerzas de carabineros cuentan con el aval de los partidos políticos, no importa el color.
Si durante la dictadura se les otorgó patente de corso para robar, matar y delinquir, desde 1989 todos los presidentes les han brindado protección.
Eso les ha vuelto poderosos. Patricio Aylwin,
Eduardo Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián
Piñera han permitido el uso ilimitado de la fuerza. El mensaje ha sido
uno: pueden seguir disparando, reprimiendo, nosotros les defendemos - Leer texto completo