Se puede afirmar que Washington, para proteger a sus agentes, está dispuesto a tomar medidas de presión militar sin precedentes, poniendo no sólo a Nicaragua, sino a toda la región del Caribe al borde de un conflicto regional.
La política exterior de EEUU en el Caribe sigue incluyendo una serie de elementos interrelacionados:
la imposición por la fuerza de la "democracia", la supresión de regímenes políticos no deseados y el mantenimiento artificial de la crisis regional para evitar que los Estados del "hemisferio occidental" se resistan a la dictadura estadounidense.
Una política de este tipo provoca una grave preocupación en la comunidad internacional y atestigua en gran medida una atención reactiva a los procesos que tienen lugar en la región.
El jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, espera aprovechar la oportunidad para reforzar su influencia regional, especialmente de cara a la Cumbre Democrática Mundial de diciembre de 2021.
Esta mayor influencia, en primer lugar, se refiere a los temas más urgentes para Washington, destinados a "promover la imagen americana de la democracia", principalmente en Nicaragua.
Centroamérica y el Caribe son considerados tradicionalmente por los estadounidenses como el "patio trasero" de EEUU.