No alcanza con el asistencialismo, hay que poner en discusión la riqueza.
Pobreza e indigencia, también la desocupación, ocupan cada tanto las tapas de los medios y hegemonizan los comentarios y críticas durante algunos días, luego desaparecen de la escena pública.
Así pasó a principios de año cuando el recién asumido gobierno de Alberto Fernández comenzó a esbozar planes asistencialistas para paliar una situación por demás preocupante, incluso se llegó a proponer una Renta Universal Garantizada, que a poco quedó en la nada.
Unos días después esos datos y debates fueron opacados y desplazados por el arreglo de la deuda con los Fondos de Inversión, por la corrupción, la inflación, la grieta…la pandemia.
Lo mismo ha pasado a principios de este mes cuando el informe trimestral del INDEC mostró la profundidad de la crisis y el impacto de la pandemia.