x Alfredo Serrano [lahaine.org] - Subestimar la inmensa fuerza de las convicciones constituye un error común en esta nueva "época google", donde todo es exageradamente superficial
Es indudable que la técnica ocupa un lugar cada vez más importante en la política, y muy específicamente en el campo electoral. Todas estas valiosas herramientas, algunas más antiguas, como las encuestas y todo lo que tiene que ver con el marketing, y otras más recientes como las redes sociales o el Big Data, han cobrado gran protagonismo en los últimos tiempos.
Sin embargo, todo este instrumental no puede sustituir de ninguna manera a la dimensión constitutiva de la política, esto es, el universo de las ideas, las propuestas.
Ni toda la posmodernidad del mundo ha podido ni podrá acabar con el poder de las convicciones. Esto es justamente lo que ha ocurrido en las elecciones presidenciales en Bolivia. El resultado se explica precisamente por ello: es la victoria de las convicciones.
Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), es hoy presidente electo por la defensa acérrima -sin disimulo ni titubeo- de un proyecto político, de un corpus de ideas basado en la soberanía, nacionalizaciones de recursos estratégicos, tanto Estado como sea necesario, la redistribución como eje ordenador de la economía.
El pueblo boliviano se decidió claramente a favor del MAS, a favor de una propuesta política antagónica al modelo neoliberal.
Dijeron "basta
ya" al atropello anti-democrático llevado a cabo por la gran coalición
golpista, conformada por el actual Gobierno de facto, la complicidad
activa de Carlos Mesa, el bloque neo-fascista liderado por Fernando
Camacho, la Policía y un sector de las Fuerzas Armadas, algunos grandes
medios de comunicación -como Pagina Siete-, ciertos grupos empresariales
y la Secretaría General de la OEA - Leer texto completo