Si quisiera representar en una imagen la nueva normalidad post pandemia pensaría en un trabajador que está feliz porque ha conseguido cobrar lo que considera una buena remuneración por un trabajo ocasional y utiliza la aplicación de su celular para comprar una ropa de marca.
Esta prenda ha sido elaborada en una empresa clandestina donde
trabajadores hiperflexibilizados trabajan turnos de 12 horas, sin
cobertura sindical o asistencial. Esta fábrica depende de la
multinacional dueña de la marca que a su vez es controlada por un fondo
de inversión.
El trabajador recibe la prenda a domicilio por otro
trabajador que cubre el servicio puerta a puerta en su propia bicicleta.
Y que debe asumir además del esfuerzo del transporte en un día de calor
insoportable, los riesgos de ser asaltado porque el lugar de envío está
caracterizado como un barrio peligroso.
En el lugar donde vive quien debe recibir el envío, la mayoría de los jóvenes ni trabajan, ni estudian, pero se ilusionan con que, con un golpe de suerte, podrán comprarse el celular de última generación.
La crisis mundial del capitalismo, que anticipó la pandemia, plantea
la emergencia de una "nueva normalidad" que va a profundizar algunas
líneas que serán continuidad de las que ya se han venido desarrollando: - Leer texto completo