(Sputnik / elcomunista.net) - La historia del ballet reconoce la complicidad, gracia y estilo de parejas famosas como la del soviético Rudolf Nuréyev y la inglesa Margot Fonteyn.
En la tradición de la gran Alicia Alonso, Cuba también tiene dúos emblemáticos de la danza, como el de Anette Delgado y Dani Hernández, jóvenes bailarines cuyo diálogo corporal trasciende la escena.
De niña, Anette Delgado acudió a una función del mundialmente famoso Ballet Nacional de Cuba (BNC) en el municipio especial Isla de la Juventud, donde vivía su familia, y fue ahí cuando, cautivada por la destreza y la belleza de la coreografía del ballet Muñecos, les dijo a sus padres: «Yo quiero ser bailarina».
Su vida cambió para siempre, y también la de la familia, que debió trasladarse definitivamente a La Habana. Las delicias de la niñez quedaron a un lado para practicar frente a la barra y el espejo. «Indudablemente, se renuncia un poco a la infancia pues esta es una profesión bastante abnegada», explicó Delgado.
Durante los cinco años de nivel elemental estuvo en la enseñanza nocturna y terminaba a las 10 de la noche. «Me perdía los juegos propios de una niña de nueve años, pero como fue algo que siempre me gustó, resultó una etapa maravillosa y de mucho esfuerzo».
Por su parte, Dani Hernández advirtió la fuerza y agilidad de una pareja mientras practicaban ejercicios aeróbicos en un gimnasio cercano a la vivienda de su abuela.
Luego de la escuela acudía a la Casa de Cultura de su localidad para el aprendizaje de los ritmos populares cubanos y, por esa época, comenzaron los preparativos encaminados a su ingreso a una institución de ballet - Leer màs + fotos + vìdeo