x Vladimir Acosta (lahaine.org) - En 1915 el presidente Wilson de EEUU, seguidor del KKK, decide, por su situación estratégica y su oro, apoderarse de Haití. 18 años de ocupación
Haití es un país desafortunado. No es solo el fracaso reiterado de las luchas de su pueblo, su pobreza creciente, su miseria y crisis sucesivas. Ni siquiera son sólo las agresiones y saqueos colonialistas e imperiales que ha sufrido a lo largo del pasado siglo XX y lo que va de este.
Es que en ese terrible cuadro de desprecio y humillaciones que moldea hoy el pantano de su vida cotidiana es difícil vislumbrar indicios de que se esté abriendo algún camino que le permita salir de ese pantano, aunque fuese a largo plazo y a elevado costo.
El brutal asesinato del presidente Jovenel Moïse es claro ejemplo de ello. Moïse era un presidente conflictivo. ¿Cómo no serlo en Haití o en cualquier lugar cuando se quiere cambiar algo?
La derecha rica, reaccionaria y entreguista lo acusaba de dictador mientras buena parte del pueblo más pobre lo apoyaba. Se organiza un complot internacional para matarlo. Lo mata una banda de sicarios formada por militares colombianos y por haitianos con pasaportes yankees.
El contratista de los colombianos es un empresario venezolano radicado en Miami. Es decir, que EEUU anda metido hasta el cuello en el asunto. Y ante el cuadro que se crea, Haití le pide que invada el país para garantizarle seguridad. ¿Cómo no hablar de pantano sin salida?
No diré más de Moïse. Prefiero recordar aquí como otras veces el heroísmo del pueblo haitiano y varios logros suyos antes de que el entreguismo de su clase rica y las intervenciones yankees, lo hundieran en el foso en el que hoy vive - Leer màs