(Sputnik / elcomunista.net) - Cuarenta y tres días después de la segunda vuelta, y tras un arduo proceso judicial, el maestro Pedro Castillo fue proclamado como el próximo presidente de la República del Perú por el titular del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Salas Arenas, en una ceremonia virtual motivada por las medidas de excepción que obliga la pandemia.
Por Francisco Herranz* - Tras su proclamación, Castillo reiteró su llamamiento a la «más alta unidad» de todos los peruanos, rechazó cualquier propósito de «traer un modelo de otro país», en referencia a las acusaciones de Keiko Fujimori, quien dijo que el partido de Castillo, Perú Libre, intentaría convertir Perú en Cuba o Venezuela, y finalmente sustanció que su gobierno se centrará en el «verdadero desarrollo garantizando la estabilidad jurídica y económica».
En definitiva, un discurso muy medido.
Fujimori, abocada por las circunstancias, aceptó la derrota. Pero a regañadientes. Porque «es lo que mandan la ley y la Constitución que he jurado defender». Es decir, por imperativo legal. Pero sigue porfiando, como si fuera un mantra, que el Pleno del JNE estaba convalidando «un proceso lleno de irregularidades».
«La verdad va a terminar de salir a la luz de todas maneras y vamos a trabajar todos juntos para que se restablezca la legitimidad en nuestro país», añadió durante una conferencia de prensa.
Fujimori cuestiona con tozudez la realidad y esa actitud intransigente y poco democrática no solo presagia una confrontación directa con Castillo y su equipo sino que además prolonga el clima de inestabilidad política que respira la nación andina.
Lo que trasciende de sus palabras, y así lo ha confirmado el legislador electo Hernando Guerra García, portavoz de la futura bancada de Fuerza Popular, es que ella no reconoce la legitimidad de Castillo.
Siguen pensando que Perú Libre les «ha robado miles de votos el día de la elección». Mal comienzo, malas palabras que contienen reminiscencias «trumpistas» - Leer màs