(Sputnik / elcomunista.net) - La Santa Sede, que se enfrenta con una grave crisis financiera, inicia un proceso contra 10 imputados de alto rango, entre ellos un cardenal, acusados de despilfarro de los recursos de la Iglesia.
Por Aleksandr Dunáev* - La cúpula de la Iglesia católica está en apuros de dinero. Con los tiempos que corren, sería natural echarle la culpa al coronavirus, pero, en realidad, el Vaticano lleva años lidiando con el problema de los ingresos menguantes.
Desde 2016 el Estado eclesiástico no tuvo ni un solo año con superávit, con lo cual en un lustro acumuló un déficit estructural de 237 millones de euros, que podría crecer hasta 276 millones para finales del año.
Uno de los factores negativos fue la inexorable reducción del Óbolo de San Pedro, o sea, de las donaciones que los fieles hacen a la Iglesia católica y que cada año aseguran casi un quinto de sus ingresos: entre 2014 y 2020 cayeron de 68 a 44 millones de euros al año.
Teniendo en cuenta que tan sólo un 10 por ciento de la suma se destina a la caridad, mientras el resto se usa para cubrir los gastos de la Santa Sede, es fácil comprender el impacto que el espíritu ahorrador de los feligreses tiene sobre la hacienda vaticana.
MALAS INVERSIONES - La generosidad de los fieles no es algo que el Vaticano puede controlar directamente, a diferencia de las inversiones que hace. Pues bien, en este campo últimamente tampoco le han ido bien las cosas - Leer màs