Después de haber firmado una nueva Carta Atlántica con los británicos, Biden impuso sus puntos de vista a los demás miembros del G7 y de la OTAN.
En las dos cumbres se esforzó por encerrar a los europeos en la lógica de su discurso y así tuvo el campo libre para negociar con el "enemigo", o sea con Moscú.
El 14 de junio se realizó, en el cuartel general de Bruselas, el encuentro cumbre de la OTAN: el Consejo del Atlántico Norte, que se desarrolla al más alto nivel -entre jefes de Estado y/o de gobierno.
Presidido formalmente por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el verdadero "director de la orquesta" fue el presidente de EEUU, Joe Biden, quien viajó a Europa para lanzar un llamado a las armas a sus aliados en el conflicto mundial contra Rusia y China.
La cumbre de la OTAN estuvo precedida, y preparada, por dos eventos políticos que tuvieron a Biden como protagonista -la firma de la Nueva Carta Atlántica y la cumbre del G7- y
se desarrolló justo antes del encuentro cumbre del presidente Biden con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, pactado para el día 16 en Ginebra, reunión cuyo resultado ya se vislumbra en la negativa de Biden a ofrecer, como es usual hacerlo, una conferencia de prensa final con Putin.
La Nueva Carta Atlántica, firmada el 10 de junio en Londres por el presidente de EEUU y el primer ministro británico Boris Johnson, es un significativo documento político al que los medios de Occidente han dado muy poca difusión - Leer màs