(Sputnik / elcomunista.net) - Han pasado tres semanas desde que se celebró el balotaje en Perú entre Pedro Castillo, de Perú Libre (izquierda), y Keiko Fujimori, de Fuerza Popular (derecha), y esta última insiste en sus denuncias de fraude sin mostrar aún pruebas.
Por Sergio Llerena Caballero* - Este lunes, Fujimori presentará ante el presidente Francisco Sagasti un pedido para que la Organización de los Estados Americanos (OEA) realice una auditoría de la segunda vuelta de las elecciones, celebrada el 6 de este mes.
Se trata de la última movida de Fuerza Popular dentro de una concatenación de hechos que, efectivamente, están dilatando la declaración del nuevo presidente electo por parte del Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
Este debería ser Castillo pues, una vez concluido el conteo oficial de parte de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), él resultó ganador, aunque por un margen estrecho.
Ordenemos un poco la sucesión de hechos para entender el accionar del fujimorismo: una vez enterado de que perdió las elecciones, denunció un fraude con el argumento principal de que algunos miembros de mesa y electores habían sido suplantados por terceros para favorecer al candidato de Perú Libre.
Asunto curioso: no ha habido ni un solo caso de un ciudadano que haya denunciado haber sido suplantado en el balotaje, sino todo lo contrario: ante las acusaciones del fujimorismo, han sido varios los que han salido a negarlas, con documentos en mano.
FRAUDE SIN PRUEBAS - Asimismo, Fuerza Popular ha denunciado parcialidad de parte de los órganos electorales y dio inicio a un círculo vicioso: al no existir pruebas de fraude, el fujimorismo exigió que el JNE demuestre que no lo hubo, cuando es un principio básico del derecho que la carga de la prueba debe recaer en el denunciante - Leer màs