A prácticamente un mes de realizadas las elecciones, y pendiente aún la proclamación oficial, el presidente electo Pedro Castillo busca calmar la economía, mientras prepara el anuncio de su equipo ministerial y de gobierno, pese a los denodados intentos en su contra del fujimorismo, la derecha y sectores castrenses.
Las principales apuestas de Castillo son el impulso a la inversión pública en conectividad en internet y caminos, ampliar el crédito de la agricultura y las micro y pequeñas empresas, y una política fiscal con especial componente redistributivo, con especial énfasis en las zonas rurales.
En Perú Libre, hay sectores más izquierdistas, pero -por ahora- se ha aceptado una mirada hacia el centro político, sin renunciar a la izquierda. Se impone la teoría de lo posible que parece ser la bandera de los “progresistas”, abandonando -de momento- el imaginario de lo revolucionario.
El asesor económico de Castillo, Pedro Francke [que viene del equipo de Verónika Mendoza y se supone izquierdista], ha estado dialogando con agentes económicos (en especial el Bank of America) y con inversionistas peruanos y extranjeros, garantizándoles una gestión de “izquierda responsable”,
con respeto a la propiedad privada y al libre tránsito de capitales, sin controles cambiarios o prohibiciones de atesorar en moneda extranjera, pero también con políticas que prioricen las necesidades de los más pobres.
Le preguntaron a Francke qué países de la región consideran referentes. Respondió que, salvando las distancias entre los dos países, el Frente Amplio uruguayo era un referente para ellos [y Lula, pero no Chávez]. Pero enfatizó que el Perú debe buscar su propio curso - Leer màs