El Departamento de Estado de EEUU está observando con suma intranquilidad que en América Latina se han comenzado a producir movimientos que salen de su control y que podrían afectar su sistema de dominación regional.
En algunos de los principales bastiones en los que predomina la anti democracia y el neoliberalismo, una suma de acciones motiva tal desasosiego.
En Chile, la Convención Constitucional ha elegido a una mujer mapuche como su presidenta y a un abogado constitucionalista de claro talante progresista como vicepresidente, señalando con ello el curso de los posibles debates que podrían concluir en una Constitución democrática después de 48 años de dictadura y pos dictadura.
De la misma manera, de cara a las elecciones presidenciales de fin de año, el candidato comunista Daniel Jadue puntea todas las encuestas, enviando una clara estela de “peligro” para Washington.
En otros escenarios, la victoria electoral de Pedro Castillo en Perú, y la eventual elección de Lula en los venideros comicios del próximo año en Brasil, señalan un curso no deseado por EEUU para la región, que a finales del próximo año podría tener una correlación de fuerzas totalmente distinta a la actual.
Pero donde pareciera concentrarse el nerviosismo del régimen de EEUU es en Colombia.
Este país, además de las condiciones anteriormente mencionadas en cuanto a su sistema político y económico, suma el de ser el único de le región que ostenta una membrecía en la OTAN y en esa medida – al igual que Israel en Asia Occidental- juega el papel de portaviones para la presencia y la intervención militar de Washington.
Estos dos países concentran el súmmum del interés de la potencia del norte por el evidente lugar que EEUU le ha señalado a uno y otro en el sostenimiento de su entramado estratégico global.
En este sentido, la paciencia de EEUU con Colombia pareciera estar mermando y con ello ha ido creciendo su preocupación. Una serie de hechos recientemente acaecidos son expresión de ello - Leer màs