domingo, 16 de mayo de 2021

memoria - «Morimos pero no nos rendimos»: soldados soviéticos resistieron medio año a los nazis en unas minas sin agua, luz ni suministros

(RT / elcomunista.net) - La batalla de Adzhimushkái fue la única ocasión en que se usaron gases como arma de combate en el hemisferio occidental durante la II Guerra Mundial.

En mayo de 1942, varios millares de soldados del Ejército Rojo quedaron rodeados por el enemigo en el este de Crimea. Pero en lugar de rendirse, eligieron descender a las minas de piedra caliza de Adzhimushkái, donde continuaron ofreciendo resistencia hasta octubre, haciendo frente al hambre, la sed, la oscuridad y los gases de guerra con los que los atacaban los nazis.

A pesar de la heroica resistencia de las tropas soviéticas, en 1941 la guerra relámpago practicada por el Tercer Reich resultó en la ocupación de vastos territorios de la URSS, y a mediados de noviembre toda la península de Crimea, excepto el puerto fortificado de Sebastopol, estaba bajo el dominio nazi.

Sin embargo, en diciembre, con el fracaso del plan alemán de conquistar Moscú, el péndulo de la guerra se movió en la dirección opuesta y ya a finales de 1941 tuvo lugar un masivo asalto anfibio soviético a través del estrecho de Kerch, que conecta el mar Negro con el mar de Azov, con la esperanza de recuperar el control de la península en 1942. 

Con ese fin, en enero de ese año Moscú creó el Frente Crimeo, pero la unidad no pudo desarrollar una ofensiva; y no solo eso, sino que el 8 de mayo los nazis avanzaron contra la pequeña porción oriental de Crimea controlada por los soviéticos.

En 10 días, la superioridad de sus fuerzas permitió a los alemanes derrotar al Frente. Sin embargo, mientras se llevaba a cabo la evacuación de las tropas soviéticas, en varios puntos del territorio se crearon focos de resistencia que cubrían la retirada. 

Uno de ellos se centró alrededor de Adzhimushkái, entonces un pueblo situado cinco kilómetros al norte de Kerch y ahora un barrio de esa ciudad - Leer màs + fotos