Fidel Castro fue el primer jefe de Estado en alertar sobre la gravísima amenaza que significaban la contaminación ambiental y los gases de efecto invernadero para la especie humana.
Pronto se cumplirán 30 años de aquella advertencia realizada en poco menos de seis minutos en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992.
Una importante especie biológica –afirmó el líder cubano– está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.
Y de inmediato fue a la esencia de la cuestión, que no son los gases de efecto invernadero por sí mismos, sino toda una compleja crisis multidimensional originada por el sistema capitalista.
Es necesario señalar –añadió el comandante– que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad.
Con sólo 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen dos terceras partes de los metales y tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer (enlace).
Sólo con algunos ajustes en las cantidades aquellas palabras permiten caracterizar todavía la brutal depredación de la naturaleza y la explotación de las grandes mayorías por las potencias imperialistas.
En realidad, la situación que describía su profética alerta no ha hecho más que empeorar, pues durante las tres décadas transcurridas se profundizaron las bárbaras políticas neoliberales, que acentuaron la explotación capitalista, el saqueo y la depredación ambiental practicadas por el capital imperialista, causantes del catastrófico calentamiento global y la contaminación.
Fidel fue también el líder mundial que en toda la segunda mitad del siglo XX dedicó más energías de su mente genial a analizar la explotación capitalista e imperialista y sus consecuencias.