La mayor confiscación que se haya conocido en la historia de Venezuela la realizó Simón Bolívar durante la Guerra de Independencia.
El 3 de septiembre de 1817 promulgó el Decreto sobre Secuestro y Confiscación de Bienes de los españoles y el 10 de octubre del mismo año decretó la Ley de Repartición de Bienes Nacionales de la República.
Confiscó tanto los bienes públicos de la Corona Española como los privados de los realistas y los pasó a la República y al pago de los haberes militares. Hasta el oro y la plata que se encontraba en los templos religiosos los dispuso para el ejército patriota.
Las tierras fueron expropiadas y luego distribuidas a la población indígena.
El 15 de octubre de 1818, Bolívar promulgó un decreto mediante el cual reconocía los derechos de propiedad sobre las tierras por parte de la población indígena y estableció que se le devolviesen “a los naturales, como propietarios legítimos, todas las tierras que formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores”.
El pensamiento económico de nuestro Libertador Simón Bolívar ha sido un aspecto poco estudiado de su vida y obra.