x Guillermo Cieza (lahaine.org) - La crisis no puede explicarse solamente por cuestiones del reforzamiento de la dependencia estatal, sino también por el ingreso de nuevos aires ideológicos
Que responsabilizan de sus limitaciones a la permanencia de hilos de continuidad con un pasado fracasado
La crisis de la izquierda independiente, que ha venido profundizándose en los últimos años y que se expresa en múltiples fragmentaciones y en sucesivas oleadas de emigración hacia apuestas políticas neodesarrollistas, puede explicarse en las dificultades de sostener políticas independientes, de clase, estando casi exclusivamente asentados en un sujeto social que en los últimos 18 años reforzó su dependencia estatal.
El movimiento piquetero después de años de haber sido marginalizado, demonizado y reprimido, consiguió hacer visibles a lxs desocupados/as y ser reconocido como “movimiento social”, un interlocutor legitimado de la política. Pero ese triunfo llevaba, en si mismo, las semillas de su posterior neutralización como actor dinámico del conflicto social.
Las políticas estatales de contención y subordinación, hicieron foco en ese sector social. Así, los movimientos reconocidos fueron sometidos a un feroz proceso de metabolización por parte del capitalismo y los partidos gobernantes.
La actitud conservadora de lxs trabajadores/as formales, amenazados/as por la posibilidad del desempleo, reforzada por las burocracias sindicales y el declive del movimiento estudiantil, favorecieron el aislamiento de los movimientos sociales territoriales.
Lxs piqueterxs, identificadxs como un peligro potencial para el sistema, se convirtieron en el blanco de políticas de Estado que, después de la Masacre de Avellaneda (2002), centraron su estrategia más en la neutralización o cooptación, que en la represión abierta.
La
estrategia dominante fue limar la autonomía de las organizaciones,
ahogándolas con planes sociales, micro-proyectos y transferencia de
trabajos burocráticos que anteriormente hacía el Estado - Leer màs