(Sputnik / elcomunista.net) - La guerra civil rusa (1917-1923) no solo la libraron los blancos y los rojos. Las potencias extranjeras de aquella época no se quedaron de brazos cruzados, tomaron parte en el conflicto y persiguieron sus propios objetivos estratégicos.
Sin duda, las páginas de la guerra civil rusa son unas de las más trágicas en la historia contemporánea del país. El conflicto se saldó con unas 12 millones de víctimas mortales.
Dos millones de personas tuvieron que emigrar de Rusia. La escala de la catástrofe a nivel nacional fue inmensa. Aquella carnicería de más de cinco años dejó tras ella ciudades y pueblos devastados.
Rusia estaba más débil que nunca, y algunos países decidieron aprovechar la situación. Enviaron a sus contingentes argumentando que era necesario ayudar a la causa blanca. De hecho, el movimiento blanco —las fuerzas antibolcheviques— solicitó ayuda a varios países occidentales, pero los países que enviaron a sus militares a Rusia tenían objetivos ocultos.
Las fuerzas intervencionistas en algunos casos activamente dieron su apoyo a movimientos separatistas surgidos en Rusia.
El 12 de marzo marcó el centenario del inicio de la operación de las fuerzas bolcheviques contra los invasores turcos en la ciudad de Batumi —actualmente parte de Georgia—. Las unidades soviéticas asestaron un duro golpe a los independentistas georgianos y lograron que se retirasen de su capital, Tiflis - Leer màs + fotos