Raùl Zibechi (Sputnik) - En medio del impresionante levantamiento juvenil y popular en Colombia, cuando la represión arreciaba con toda su carga de letalidad y de terror por parte del Escuadrón Móvil Anti Disturbios (ESMAD) y de grupos paramilitares, los estudiantes y otros sectores movilizados decidieron llamar en su auxilio a la Guardia Indígena.
Se calcula que unos tres mil comuneros organizados del Norte del Cauca, a unos cien kilómetros de Cali, llegaron hasta la ciudad en sus chivas (transporte público abierto).
En los momentos más críticos, cuando civiles armados de barrios ricos salieron a disparar contra los manifestantes (enlace), apoyados por la policía, la Guardia no perdió los nervios, se movilizó y consiguiò detener (enlace) por lo menos a uno de los agresores.