sábado, 11 de septiembre de 2021

ideas - Bolívar y los economistas liberales

x Luis Britto (lahaine.org) - Bolívar vive, y desde entonces no cesa la conjura de economistas neoliberales para intentar de nuevo asesinarlo (...)
 
(...) Atentado septembrino - Hacia 1828, la idea de que el propio placer ha de preponderar sobre ficciones tales como la Patria o la República, y de que éstas sólo sirven para asegurar la propiedad, hacen furor en un grupo de neogranadinos pro estadounidenses dirigidos por Francisco de Paula Santander, que el 25 de septiembre intenta asesinar al Libertador en Bogotá.

Esta brillante puesta en práctica de sus ideas desacredita las doctrinas de Bentham, cuyos libros son retirados de los institutos de enseñanza, y de la biblioteca de Bolívar, si en ella estuvieron alguna vez.

Bolívar vive, y desde entonces no cesa la conjura de economistas neoliberales para intentar de nuevo asesinarlo (...)

Un recuerdo mío - El 15 de febrero de 1828 el Libertador contesta desde Bogotá al coronel Tomás Mosquera comunicación donde éste informa que han aparecido en Guayaquil sus libros, y con proverbial generosidad, expresa que “mi espada de campaña que tiene Ud. allá fue la que tuve en el Perú: 

consérvela Ud igualmente que el servicio y los libros como un recuerdo mío”. La lista, de varios centenares de volúmenes, comprende La Richesse des Nations

El monopolio del gran comercio - Ésta debe ser una traducción francesa de La riqueza de las naciones, de Adam Smith, inapreciable fuente de meditación. Bolívar ha de haber repasado su Libro IV, el cual comprende un extenso capítulo VII sobre “Las colonias”, donde se sienta que

“Cada país ha acaparado por completo para sí mismo los inconvenientes que se derivan de la posesión de sus colonias. Las ventajas que se derivan de su comercio se ha visto obligado a repartirlas con otros muchos países. 

Sin duda que el monopolio del gran comercio de América parece, naturalmente, a primera vista, una adquisición del más alto valor. 

En medio de la confusa arrebatiña de la política y de la guerra, ese monopolio se presenta, naturalmente, a la mirada cegata de la alocada ambición como un objeto deslumbrante por el que hay que luchar. 

Sin embargo, la magnificencia enceguedora del objeto, la grandeza inmensa del comercio, es la condición misma que hace perjudicial su monopolio, o que hace que un empleo, por su misma naturaleza menos ventajoso para el país que la mayor parte de los empleos del capital, absorba una porción mucho mayor de éste que la que de otro modo habría absorbido” (Smith, 1961: La Riqueza de las Naciones, 548-549).

Bolívar justamente combate ese monopolio dañino para ambas partes, que el imperio español intenta sostener con sus últimas fuerzas.

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