(Sputnik / elcomunista.net) - Fogatas, niños corriendo entre las carpas, hombres con bastones tradicionales custodiando un gran campamento:
así se ve el Parque Nacional de Bogotá, donde centenares de indígenas desplazados por la violencia se asentaron desde hace dos semanas, a falta de casa propia.
«Después de deambular por la ciudad por más de 14 horas, el cansancio nos tocó acá. Decidimos descansar en este sitio, y vimos que las condiciones eran óptimas», dice a esta agencia Jairo Montañez, líder indígena del pueblo wayuu, etnia de Colombia que habita mayoritariamente en el departamento de La Guajira (norte).
Mujeres de avanzada edad cargan a bebés por este céntrico lugar de la capital colombiana, mientras sus madres cocinan. Niños más mayores juegan con carritos, muñecos, ramas y lo que encuentren, entre las pocas pertenencias que reposan a las afueras de sus tiendas de campaña.
Mientras tanto, bajo un plástico negro grueso, que protege las carpas de la lluvia, y sentado sobre un banco, Montañez aclara, sin embargo, que su intención no es establecerse allí de forma permanente.
«No queremos quedarnos viviendo acá. Esto no es una ocupación, es una ‘minga’ permanente (reunión o movilización indígena), hasta que el Distrito y el Gobierno Nacional tengan la voluntad de establecer acuerdos», agrega.
FIN DE SUBSIDIOS - El traslado de los indígenas por distintos puntos de la ciudad se dio porque los subsidios que tenían temporalmente en la capital se acabaron - Leer màs