(Sputnik / elcomunista.net) - La caldosa de barrio, ese solidario e inclusivo cocido cuyo aroma solía flotar en Cuba cada 28 de septiembre, es otra de esas tradiciones populares golpeadas por la pandemia de Covid-19.
Desde el pasado año, el sentido común obligó a poner en pausa una práctica que invariablemente reunía a finales de septiembre a los cubanos, para esperar con este autóctono puchero un nuevo aniversario de los llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
Estos Comités nacieron en 1959, para que los propios vecinos protegieran sus comunidades ante la proliferación de ataques terroristas durante los albores del proceso revolucionario, pero con los años se dedicaron más a cuestiones organizativas que a realizar guardias.
Pero invariablemente la efeméride fundacional fue pretexto para un festejo cuya fastuosidad varía en dependencia del contexto económico: si hace cuatro décadas eran abundantes y trepidantes, con la crisis conocida como «período especial» fue más modesta, pero igual de entusiastas.
La escasez obligó a prescindir de variedad y recurrir a la mencionada caldosa, receta democrática como pocas, inclusiva, que da cabida a todo tipo de ingredientes, sacándoles la sustancia en el mismo hervor.
Para algunos, la caldosa es el testimonio inapelable de la decadencia de estas fiestas de barrio. Para otros es símbolo de solidaridad, resistencia y alternativa triunfal para este tipo de comelatas que reúne a decenas de personas alrededor de un bullón humeante.
ORIGEN HUMILDE - Este es un plato típico, elaborado a base de viandas, carnes, especias y con gran diversidad de vegetales, que requiere de pequeñas porciones y permite alimentar a varios comensales con su caldo espeso, aromático y sustancioso - Leer màs