(Sputnik) - Las alianzas estratégicas no pueden soldarse sobre la base de la competencia, sino de la complementariedad económica y de objetivos de largo alcance.
Tener enemigos comunes de alta peligrosidad, contribuye a superar rencores y desconfianzas y a unificar voluntades.
En plena pandemia China le propuso a Rusia (enlace) crear una "alianza de la industria de la soja",
para reforzar los lazos económicos y evitar la gran dependencia que el
país asiático tiene de las importaciones de soja de EEUU.
China es el mayor consumidor de soja del mundo
y está buscando diversificar los proveedores para no depender de un
puñado de países, como Brasil y EEUU.
Se sabe que Rusia no puede
sustituir a EEUU como su principal proveedor de soja, ya que los
suministros rusos representan sólo 1% de las importaciones chinas,
aunque el comercio agrícola binacional está creciendo.
Por otro lado, China quiere aumentar la producción de soja y de todos los productos agrícolas para garantizar su seguridad alimentaria.
Este es el aspecto principal de su política agrícola, como mencionó el
primer ministro Li Keqiang a principios de marzo:
"Asegurar que nuestra
gente tenga suficiente comida sigue siendo una de las principales
prioridades de nuestro gobierno".
Según Li, China ejercerá mayor presión sobre sus regiones para aumentar los rendimientos de granos y
aumentar el apoyo a su industria nacional de semillas, para superar las
dificultades generadas por la pandemia de COVID-19 en el comercio
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