El corrupto presidente de Haití, sostenido por EEUU, se enfrenta a manifestaciones masivas exigiendo su dimisión.
Desde el 14 de febrero, miles de haitianos han salido a la calle cada fin de semana en la capital de Puerto Príncipe y en otros lugares para protestar por la negativa del presidente Jovenel Moïse a abdicar del poder.
Moïse, que fue elegido con el respaldo de EEUU en noviembre de 2016, ha explotado una supuesta laguna en la Constitución de Haití que establece que la duración del mandato presidencial es de cinco años.
La Constitución aclara que los mandatos deben comenzar en febrero, pero Moïse insiste en que su elección en noviembre –el retraso, derivado de la anterior intromisión de EEUU– le da derecho a más tiempo en el cargo.
Miles de haitianos no están de acuerdo, pero sus manifestaciones fueron respondidas con violencia policial, dejando decenas de muertos.
La consigna principal de los manifestantes ha sido: «¿Dónde está el dinero de Petrocaribe?». Aunque parezca una simple pregunta de finanzas publicas, el grito apunta a la profunda corrupción en Haití bajo Moïse
y su predecesor, Michel Martelly, que han dilapidado o robado miles de millones de dólares de petróleo y fondos proporcionados por Venezuela como parte de Petrocaribe, un programa destinado a apoyar el desarrollo regional.
La combinación de corrupción y represión ha llevado a los críticos a calificar a Moïse y Martelly de «neoduvalieristas», en referencia a François Pap Doc Duvalier y Jean-Cleade Baby Doc Duvalier, los dictadores que gobernaron Haití de 1957 a 1986.