[Sputnik / elcomunista.net] - Un reo del sistema penitenciario de El Salvador sufrió un accidente en prisión, murió, fue enterrado y nadie avisó a sus familiares, que se enteraron semanas después, de pura casualidad.
Por Tomás Lobo* - La tragedia ocurrió el último día de 2020. El Centro Penal de Apanteos, en el occidental departamento de Santa Ana, disputó la final de un torneo interno de fútbol y Miguel, uno de los jugadores, resbaló en la cancha de cemento y al caer se golpeó la cabeza.
De la clínica de prisión lo trasladaron al hospital San Juan de Dios, en la cabecera departamental, donde al cabo de cuatro días falleció: ocurrió al mediodía del 3 de enero, y 11 días después su cadáver seguía en la morgue, porque nadie lo reclamó.
Según una investigación del periódico La Prensa Gráfica (LPG), que citó documentación de Medicina Legal, Miguel fue finalmente enterrado en una fosa común del cementerio Santa Isabel, en Santa Ana, aunque su familia es del lejano departamento de Usulután.
«El día de su funeral no recibió flores, ni su familia pudo verlo por última vez, porque las autoridades del Centro Penal de Apanteos decidieron, sin explicar oficialmente el por qué, no avisarle a nadie de su muerte ni de las condiciones en las que murió», reportó LPG - Leer texto completo