jueves, 3 de diciembre de 2020

Colombia - al pueblo lo que es del César

x Pablo Nariño [lahaine.org] - Ni uribismo ni santismo desean superar las causas del conflicto

La reconciliación en Colombia, al igual que una visionaria solitaria que deambula entre despojos, pasó de la degradación de la guerra a la degradación de la paz; 76 masacres, represión desmedida, miles de líderes y dirigentes sociales asesinados, es el saldo del “posconflicto”, mientras la paz con justicia social cuenta con muchos seguidores, y pocos defensores.

Santos guardaba la llave de una paz simulada, y se la entregó al uribismo – a su otredad- una paz por décadas conocida, que ofrece dos opciones para el pueblo; la renuncia al grito o la imposición estruendosa del silencio, 

por eso los recientes crímenes de Estado, son una cruel exhibición para el mundo, del abismo profundo que, al interior del régimen, separa los acuerdos con el pueblo y los que mantiene indignamente con el capital transnacional. 

Hoy junto al fascismo uribista, feroz con los ciudadanos y dócil con los magnates- hace síntesis en un “Postconflicto” brutal y militarizado.

Actualmente, el pueblo confronta el obscuro abismo de las postergaciones, al que arrojaron parte del fruto de sus históricas luchas por la justicia social, y debe erguirse nuevamente, no puede continuar contando uno a uno, cada día, los féretros de cientos de asesinados, cuyo destino, hoy- igual que ayer- es ser convertidos en estadísticas abstracciones.

Porque así funciona la oligarquía colombiana, acostumbrada a organizar campeonatos de fútbol, carnavales y reinados, mientras ejecuta horribles festines de la muerte, o intercambiar cadáveres para un sábado de vacaciones, 
 
cadáveres para ascensos deshonrosos, “bajas” para publicitar victorias en guerras perdidas, mientras reinicia el circo electoral en “la democracia más antigua del continente”, donde no sólo los asesinatos sino también las masacres son selectivas - Leer texto completo