El presidente electo de EEUU nombró esta semana a algunos de sus candidatos para puestos clave en defensa y política exterior.
Detrás de los anuncios se esconde un mundo de puertas giratorias y lobbies belicistas con ropaje académico, financiados por la industria armamentística y de la seguridad global.
No había razón alguna para creer que un gobierno de Joe Biden estaría a la izquierda de los gobiernos de Barack Obama en lo que a política exterior se refiere.
Biden tiene una larga carrera de respaldo a las guerras de EEUU y aliados: desde la invasión a Irak en 2003, pasando por la agresión israelí contra los palestinos, hasta la larga ocupación de Afganistán.
Y cualesquiera hayan sido sus limitadas concesiones a la izquierda demócrata durante la campaña electoral, los lineamientos en política exterior no fueron parte de ellas, como lo demuestra la completa exclusión del tema de la agenda del grupo de trabajo unitario que Biden formó con la gente de Bernie Sanders.
Quizás su toma de posición más distintiva durante la campaña fueron sus imprecaciones belicosas contra China, no tan racistas como las de su rival Donald Trump, pero lo suficientemente fuera de tono como para que uno de sus anuncios de propaganda fuera condenado por grupos asiático-estadounidenses por su contenido xenofóbico - Leer texto completo